martes, 5 de abril de 2016



La Época Colonial

La primera referencia escrita que se posee con respecto a Venezuela es la relación del tercer viaje (1498) de Cristóbal Colón (c. 1451-1506), durante el cual descubrió Venezuela. En esa epístola (31 de agosto de 1498) se denomina a Venezuela como la "Tierra de gracia". Pero poco a poco aparecerán los escritores de literatura. Desde los días de la isla de Cubagua (1528) los encontramos. De ellos ha llegado el nombre y el poema de Jorge de Herrera y las vastísimas Elegías (1589) de Juan de Castellanos.


Durante los tres siglos coloniales la actividad literaria será constante, pero los textos que se conservan en la actualidad son escasos, debido a la tardía instalación de la imprenta en este país (1808), lo cual impidió a muchos escritores editar sus libros. Pese a ello, de 1723 es la Historia de José de Oviedo y Baños, la mayor obra literaria del barroco venezolano; de las últimas décadas del siglo XVIII procede el Diario (1771-1792) de Francisco de Miranda, la mayor obra en prosa del periodo colonial.


De fines del mismo siglo es la obra poética de la primera mujer escritora del país de la que se tiene noticia: sor María de los Ángeles (1765-1818?), toda ella cruzada por un intenso sentimiento místico inspirado en santa Teresa de Jesús. Pese a que se puede nombrar a varios escritores de este periodo, los rasgos más notables de la cultura colonial hay que buscarlos más que en la literatura en las humanidades, en especial en el campo de la filosofía y de la oratoria sagrada y profana, en las intervenciones académicas y en el intento llevado a cabo por fray Juan Antonio Navarrete (1749-1814) en su Teatro enciclopédico.


Los primeros escritores venezolanos de la literatura colonial fueron los cronistas de Indias, entre ellos Juan de Castellanos, fray Pedro de Aguado y fray Pedro Simón. Podemos también mencionar a José Oviedo y Baños, quien residió en Caracas desde los 14 años de edad, como el primer escritor criollo. Oviedo y Baños con un estilo clásico y realista contaron la conquista y poblaciónde la Provincia de Venezuela.


Durante la revolución de la Independencia, Simón Bolívar también usó su pluma para defender y divulgar los principios republicanos, y a veces para expresar sus emociones y vivencias personales. Las creaciones literarias que marcarán pauta pertenecerán a los géneros de la prosa y la poesía de sabor neoclásico de Andrés Bello. A su lado, destaca la escritura genial de ruptura y parodia de Simón Rodríguez.

EL SIGLO XX
La primera generación literaria que se dio en el siglo XX fue la de "La alborada" (1909), y Rómulo Gallegos es su figura central. Coetáneo con ellos se desarrolló el trabajo novelístico de José Rafael Pocaterra (1889-1955), cuyas narraciones están más cercanas al naturalismo. Se le considera la figura esencial de la narración corta venezolana por sus Cuentos grotescos (1922); sus novelas Vidas oscuras (1916) y La casa de los Abila (1946) se encuentran entre las mejores que escribió. 

Contemporánea suya fue Teresa de la Parra, quien noveló en sus dos únicos libros, Ifigenia (1924) y Memorias de Mamá Blanca (1929), el carácter marginal en que vivía la mujer venezolana y memoró el fin de un universo vivencial. 
Durante este mismo periodo, finales de la década de 1920, Rómulo Gallegos llevó a la madurez la novela venezolana a través de Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934) y Canaima (1935).


La poesía del mismo periodo la encabezaron 
los miembros de la generación de 1918. Entre ellos se destacan las obras de Fernando Paz Castillo (1893-1981), José Ramos Sucre y Andrés Eloy Blanco. Como una isla quedó uno de los fundadores de la modernidad poética: Salustio González Rincones. Durante este periodo la mujer insurgió en el dominio de la literatura. La lección de Teresa de la Parra fue seguida por singulares poetas como Enriqueta Arvelo Larriva (1886-1963), Luisa del Valle Silva (1902-1962), Mercedes Bermúdez de Belloso (1915- ) y una pléyade de narradoras cuya principal figura es Antonia Palacios. Rafael Angarita Arvelo (1898-1971), sistematizador del sendero de la novela, y Julio Planchart (1885-1948) se contaron entre los más hondos intérpretes del fenómeno literario en esos días.


La vanguardia se impuso en Venezuela en torno a 1928 con la publicación del número uno y único de la revista Válvula. Pese a ello, ya Antonio Arraíz (1903-1962) había abierto el sendero con su poemario Áspero (1924). Miguel Otero Silva (1908-1985) y Pablo Rojas Guardia (1909-1978) se contaron entre sus poetas más influyentes.
En la ficción narrativa Julio Garmendia había abierto el sendero del tratamiento fantástico de la narración corta con La tienda de muñecos (1927). Al año siguiente Arturo Uslar Pietri ofreció otro modelo de renovación a través de Barrabás y otros relatos (1928) con el cual inició una de las obras centrales del cuento venezolano.


Poco después, Uslar Pietri enriqueció la novela con Las lanzas coloradas (1931). A él siguieron novelistas que dejaron su impronta en la narrativa mayor, como Enrique Bernardo Núñez con Cubagua (1931), Guillermo Meneses con El falso cuaderno de Narciso Espejo (1953), Miguel Otero Silva con Casas muertas (1954) o La piedra que era Cristo (1984) o Ramón Díaz Sánchez con Mene (1936) y Cumboto (1950). Durante este mismo periodo pudieron leerse los primeros ensayos de Mario Briceño Iragorry, Augusto Mijares, Mariano Picón Salas y del propio Uslar Pietri.


En 1936, terminada la dictadura (1908-1935) de Juan Vicente Gómez (1857-1935), se inició un nuevo periodo político en el país.

Éste tuvo también su impronta literaria. Se expresó primero en el decir poético del grupo literario Viernes (1939), el cual trajo nuevos aires más contemporáneos a la poesía. 


Cuando se habla de los orígenes de la novela en Venezuela, la crítica literaria prefiere orientarse desde nociones cronológicas, es por ello que debe ubicarse una obra y una fecha para hablar del tema. Desde ese punto de vista, aparece Los Mártires de Fermín Toro la cual fue publicada por entregas en EL Liceo Venezolano de Caracas en 1842.
Venezuela Heroica (1881) Zárate (1882) de Eduardo Blanco aparecen como las primeras novelas de tema histórico posindependentista, aquí se pueden apreciar importantes hechos que marcaron pauta en la memoria colectiva de los venezolanos, tal es así, que allí se aprecian los avatares de batallas en una suerte de híbirido entre lo real y la aventura.

Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892) escribe Vuelta a la patria en un viaje de regreso a Venezuela tras un exilio de seis años, en este poema hay un doble tema de motivación como lo es la alegría por el regreso feliz a la madre patria y el dolor ante la muerte de la madre carnal. Lo antes mencionado hace pensar a muchos críticos el mejor poema entre todos los cantos de exilio que se escribieron en Hispanoamérica.



Cuando se publicó la primera novela venezolana (“Los mártires”, de Fermín Toro, 1842), la novelística española tenía siglos de existencia. Pero la hispanoamericana no, aunque muchas de las crónicas coloniales tenían muchas características de novela, sobre todo si nos atenemos a la definición que del género ha adoptado la Real Academia de la Lengua Española (“Obra literaria de cierta extensión y en prosa, que narra sucesos ficticios o reales en parte y describe la evolución de los personajes. 2 Género literario formado por estas obras. Alcanza su pleno desarrollo en el s. XIX con el realismo y el naturalismo. 3 fig. Ficción o mentira. Etc.”). 

Fray Pedro de Aguado, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Fray Toribio de Benavente, Pedro Cieza de León, Bernal Díaz del Castillo, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, José de Oviedo y Baños, Fray Bernardino de Sahagún, el Inca Garcilaso de la Vega y el resto de los llamados Cronistas de Indias y sus sucesores fantasean a más y mejor en sus obras que, por lo general, son inclasificables o, mejor aún, bien pueden clasificarse como novelas, puesto que narran en prosa “sucesos ficticios o reales”.




Quizá el caso más notable en ese sentido es el del propio Descubridor, Cristóbal Colón, que al ver por vez primera lo que después se convirtió en Venezuela (en su tercer viaje, aun cuando hay serias sospechas de que su encuentro con nuestras costas fue en el primero pero lo ocultó para no pagar derechos a los monarcas), a fines del siglo XVI, escribió aquello de “Yo no tomo que el Paraíso Terrenal sea en forma de montaña áspera como el escribir de ellos nos muestra, salvo que él sea en el colmo, allí donde dije la figura del pezón de la pera, y que poco a poco, andando hacia allí, desde muy lejos se va subiendo a él; y creo que nadie no podría llegar al colmo como yo dije, y creo que pueda salir de allí esa agua, bien que sea de lejos y venga a parar allí donde yo vengo y haga este lago. 

Grandes indicios son éstos del Paraíso Terrenal, porque el sitio es conforme a la opinión de estos santos y sacros teólogos, y asimismo las señales son muy conformes, que yo jamás leí ni oí que tanta cantidad de agua dulce fuese así dentro y vecina con la salada; y en ello ayuda asimismo la suavisima temperancia. 

Y si de allí del Paraíso no sale, parece aún mayor maravilla, porque no creo que se sepa en el mundo de río tan grande y tan hondo”, que bien podría ser parte de cualquiera de esas novelas que en pleno siglo XX han sido catalogadas dentro del realismo mágico o “lo real maravilloso”.

No en vano se ha dicho que esa forma de escribir novelas (el realismo mágico) se nutrió esencialmente de las Crónicas de Indias. Así como se ha explicado que aquellas crónicas tenían que ser fantasiosas por la religiosidad de sus autores, en cuyas mentes aún vivía lo mágico y lo milagroso, directamente relacionado con el mundo medieval. O, quizá, porque se sentían obligados, consciente o inconscientemente, a idealizar lo que encontraban para alentar a los que se habían quedado en el Viejo Mundo a emprender la aventura del Nuevo. En todo caso, como afirma Arturo Uslar Pietri, gracias a Colón y a los Cronistas de Indias, se supo en Europa que la magia estaba viva, y gracias a ese conocimiento científico nació la Utopía.

Venezuela, al igual que el resto de los países latinoamericanos, sufrió los estragos de la Colonización. Para la ocurrencia de dicho evento ya existía aquí una rica y extensa literatura indígena representada a través de la oralidad. A esta manifestación debe dedicársele un abordaje desde lo social, religioso, moral y sobre todo en función de su filosofía de vida muy claramente apreciado en sus textos de producción oral. Por ello, el departamento de Lengua y Literatura de la UPEL-IPB ha incluído la asignatura "Literatura Indígena" en el plan de estudio, para desde allí valorar esta riqueza que aún sigue conservando el país.

Las primeras obras literarias que surgen en Venezuela e Hispanoamérica, se revisten con un matiz de los distintos procesos emancipatorios y de independencia logrados en los paises que hoy conforman el continente americano. Desde esa óptica, es necesario hacer una revisión minuciosa de las características presentes en obras fundamentales que fueron escritas en Venezuela desde los comienzos del siglo XIX con claras intenciones ideológicas en torno al sistema político imperante y de ese modo subvertir el orden social impuesto por la colonia. 

Esas ideologías y la necesidad de cambio dio nacimiento a una excelente literatura que adoptó la forma de cartas, discursos, proclamas, decretos, artículos polémicos o satíricos y ensayos que se hicieron públicos a través de periódicos, folletos y hojas sueltas. Las guerras que se libraron en ese período da pie a un tema muy interesante como lo es la exaltación del héroe victorioso, de los mártires caídos, de las ciudades arrasadas y la prédica por la paz y el trabajo.

En este sentido, se hace necesario y obligatorio revisar algunos documentos escritos por nuestros héroes para comprobar lo antes mencionado. Ejemplo de ello lo abordaremos desde: Mi Delirio sobre El Chimborazo, Carta de Miranda a William Pitt y Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida.


Actividad

1. Apoyado en la información aportada por el Profesor realiza un Análisis crítico acerca de la Literatura Venezolana, específicamente acerca de la Novela Venezolana y los tipos de Novelas que existen.



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